Apenada era una yegua
alazana hija de Montalbán y Bananita que defendía el stud Gino y la
preparaba Mauro Carazas.
Era el año 1967 y no
hace mucho que me iniciaba como hípico, gracias a mi amigo Pedro
Hani que más o menos un año atrás, me llevó por primera vez a las
carreras de caballos y desde ese entonces me convertí en un asiduo
concurrente al deporte del pura sangre de carrera.
Volviendo al título de
mi comentario, mucho recuerdo a la yegua en referencia, porque fue la
primera vez que quedé misio, luego de jugarle hasta mi camiseta. Y
no es que era un jugador, pero si te dicen que la yegua es fija y no
perdía ni muriéndose, había que rascarse los bolsillos y jugarle
todo el capital, que no era mucho porque era estudiante, pero para mi
constituía una buena suma.
Era un domingo 25 de
junio de 1967, el Jockey Club de Arequipa había programado siete
carreras y la prueba central fue dedicada al Diario Correo. Estaban
inscritas yeguas de la calidad de Bujama, Galaxia, Godiva, Faisana y
Venusiana; es decir, lo mejorcito de las hembras del Hipódromo de
Porongoche.
Pero mi anécdota viene
de la sexta carrera donde tomaban parte Apenada, Tildillo, Vigoroso,
Zaronk, Folidol y Florita; un hándicap del 18 y más de la tabla de
hándicap, sobre 1300 metros.
Vigoroso, Florita y
Folidol, eran los candidatos al triunfo y la veloz Apenada una de las
que menos opción tenia; sin embargo, se me acercó un amigo y me
dijo con toda la confianza del mundo, “Juégale hasta tu camiseta a
la yegua Apenada”, estás loco le contesté, en la distancia y lote
va muerta, afirmé con energía.
No importa me respondió,
la yegua va con todo y en mi delante le han puesto una botica; y
para despistar han asegurado al aprendiz Carranza.
Con tan buenos argumentos
y ante la seguridad de mi amigo, no me quedó otra cosa que jugarle
todo lo que tenía; solo me alcanzó para tres boletos a ganador y
pensé que con ellos me haría millonario.
Era aproximadamente las
cinco de la tarde en que se dio el inicio de la carrera; las huinchas
se elevaron y Apenada salió a medio grupo; pero cuando doblaron la
curva de los 900 y empezaba la subida, el novel aprendiz de Apenada
quiso tomar la punta por un sitio donde no había pasada, la yegua se
fue de manos, arrojó a su jinete y con él, mis esperanzas de
llenarme los bolsillos de dinero.
Quedé más frío que
tumba, no podía creer lo que había sucedido; pero lo curioso fue
que Apenada sin jinete ganó la carrera y para demostrar que era una
fija bancaria se dio tres vueltas y media a la pista, no la paraba
nadie y es que el aderezo era del bueno, pero los incautos que le
jugaron, entre ellos yo, no pensaron en la mala suerte.
La carrera de la yegua
llamó la atención a todos y por supuesto a la Junta de Comisarios,
que ese día estuvo compuesta por los señores Francisco Salinas,
Roberto Ramallo y Jorge Muñoz de Baratta, los cuales solicitaron se
aplique un análisis de sangre a la pupila de Carazas.
El castigo no se hizo
esperar y el Directorio suspendió al preparador Mauro Carazas en
forma indefinida, en vista que la muestra de sangre arrojó
sustancias extrañas.
Pero vinieron las cartas
de reconsideración del propietario de Apenada, del preparador y del
capataz que en ese entonces era Demetrio Vargas, aduciendo que los
comisarios no habían actuado conforme al reglamento y explicamos
porque.
Si bien es cierto, la
muestra obtenida el día de carreras arrojó estricnina 4 cruces
positivo, arsénico 3 cruces positivo, no fue cerrada, lacrada ni
sellada tal cual se estipulaba en el reglamento de carreras, resultó
contradictoria con la contramuestra que por descuido, recién la
solicitaron al preparador al día siguiente y como era de esperarse
esta última salió más limpia que sangre de potrillo de un año.
Existiendo contradicción
en el resultado de ambos análisis y no habiéndose observado el
reglamento de carreras y el reglamento de muestras, así como el
informe del veterinario oficial del JCA, el Directorio acordó dejar
sin efecto la sanción impuesta al preparador Mauro Carazas así como
al capataz, cambiando la sanción por una fuerte amonestación.
Y para que no se queden
con la duda, la carrera donde corrió Apenada la ganó Tildillo, un
alazán de nueve años por Becaurie y Utopía, que para colmo de
males resultó el menos jugado de la carrera y dio un alto dividendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario