Ha llegado el momento cumbre en
el Hipódromo de Monterrico, el día y hora más esperado, por todos los que de
alguna manera tienen que ver con el deporte de las carreras de caballos.
El criador que verá el fruto de
sus esfuerzos en la crianza del bello ejemplar de carrera; el propietario
que vivirá el momento más importante de
su vida como tal; el preparador cuyo trabajo se verá plasmado en el desempeño
que realice su pupilo; el jinete cuyo triunfo se recordará por siempre en la
historia y el vareador tal vez el de mayor cercanía a su engreído, lo que lo hará vivir algo más de dos minutos de una
emoción indescriptible.
Así es el Derby, la carrera más
importante del todo hipódromo en el mundo, no importa la campaña que realice el
ganador posteriormente; si logró ganar la cinta azul, su nombre será inscrito
con letras doradas, en la historia del turf peruano como uno de los grandes que
corrió en la hípica nacional.
Han transcurrido 109 años y aún se nombra por ejemplo a Mizpah el hijo de Inca y Medora, primer
Derby winner peruano, que en el año 1903 y en el Hipódromo de Santa Beatriz
lució exitosamente sus colores cuando derrotó con Luís Benitez a Geisha y Mago.
Y también se recuerda a Fly Lexis Fly el magnífico corredor nacido en los Estados
Unidos, cuyo triunfo el año pasado fue aplastante y meritorio. Estuvo en su
silla Carlos Javier Herrera y con él se impuso a Invictus y Lady Solange.
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