Cuando las cosas se hacen con
demasiada improvisación, sin la debida difusión y mucho menos sin delegar
cargos a diferentes personas a fin que cumplan
la tarea en forma adecuada, sucede lo que pasó el sábado en el Hipódromo
Arequipa.
Un día antes del remate se
distribuyeron los folletos informativos de la subasta de caballos y algunos
propietarios ni se enteraron del mismo, dando como consecuencia que muy pocos
aficionados se hicieran presentes en el coloso deportivo, lo que ocasionó que
el señor Mujica dispusiera por teléfono, ya que no estuvo presente, la
suspensión del remate.
Llegue al Hipódromo con 45
minutos de retraso a la hora señalada, sin embargo solo estuvo presente el
señor José Chirinos, martillero nombrado y cinco
gatos más inclusive yo, en una tarde nublada y de mucho frío.
Ningún director estaba presente y
mucho menos representantes del Operador, propietario de los ejemplares.
Recién una hora y quince minutos de la hora anunciada se hizo presente el
señor Escobar, notando el desolado paisaje y ratificando la suspensión del
remate ante el enojo y con mucha razón del señor José Chirinos y de algunos
interesados que se quejaban porque habían viajado a nuestra ciudad para
adquirir algún ejemplar.
Trascurrida hora y media el
público llegó a las 30 personas y ni
aún así el señor Mujica dio su brazo a torcer y mantuvo siempre vía telefónica
el no rotundo para llevar a cabo el remate y creo que fue lo más adecuado,
porque no existían las mínimas condiciones para llevar a cabo la venta de
ejemplares, comenzando por la no existencia del equipo de sonido y culminando
con la no presencia del administrador.
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