Me hubiese gustado comentar en esta oportunidad, que luego de transcurrido un año desde que se inauguró el Hipódromo Arequipa, las cosas han cambiado sustancialmente para bien de nuestro turf; con señal de nuestras carreras a nivel nacional, apreciación de las diferentes apuestas en los televisores, ingresos al recinto hípico totalmente asfaltados, zonas verdes en todo lugar y el centro de esparcimiento terminado, cual fue el ofrecimiento a los antiguos nuevos socios; sin embargo, hemos llegado al primer año y nada de ello se ha producido; peor aún, la Institución hípica local, ha sido objeto de una desidia insuperable y muy preocupante. Ya no se cuenta con el apoyo económico de la Empresa Signature; empezamos con 198 caballos y ahora solo tenemos 125, no hubo preocupación de realizar remates de ejemplares en training y productos, la falta de jinetes es cada vez más alarmante, siguen las zonas áridas propias de un hipódromo abandonado, no hubo preocupación por atraer nuevos aficionados, las tribunas siempre están vacías, no se nota estrecha relación con directivos del JCP, quienes siempre asistían cuando se les dedicaba algún evento, no hay atractivos para los niños, llámense estos juegos infantiles, ponys, etc. La zona del centro de esparcimiento es un desierto lleno de tierra y polvo, los nuevos socios cada vez están más desalentados y carecemos de las suficientes cámaras para la filmación de los diferentes tramos de la carrera.
Esta es nuestra realidad luego de un año, con cada vez menor caja económica y con preocupante futuro; que de seguir así, pronto estaremos en un nuevo Porongoche.
Confío en que las cosas cambien radicalmente por el bien de nuestro turf, veremos que pasa hasta fin de año, ya que en el mes de diciembre se anuncian importantes novedades, que pueden darnos un nuevo aliento. Los directivos nuevamente tienen la palabra, caso contrario, el panorama no ofrece mucha visibilidad.
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